Cuando subió el ultimo peldaño de la escalera se dio cuenta que alguien estaba justo detrás de ella. Sintió un escalofrío recorriendo toda su columna vertebral. Se había quedado paralizada, no podía girarse y ver al espectro que la había estado siguiendo sin darse cuenta. Por una fracción de segundo se paró a pensar en todos los momentos que se había girado con la ligera impresión de que había alguien allí detrás, mirándola. De repente, algo le tocó el pelo, algo le rozó un mechón de su coleta siempre ondulada. Volvió a sentir otro escalofrío. Cuando se quiso girar tenia el rostro de un chico a un centímetro de su cara. Era él. Estuvieron toda una eternidad, pensó ella, mirándose como un animal se mira en un espejo, con asombro y expectación. Por fin, él se decidió a dar el primer paso y le puso una mano en el pelo y con la otra le rodeó el cuerpo atrayéndola hacia sí. Sus labios se tropezaron con los labios carnosos de la chica. No llevaba maquillaje y eso hacía de ella una chica más natural, y eso le gustaba.
- Ahora, mi corazón es tuyo. - dijo ella.
- Lo aceptaré, siempre y cuando aceptes esto. - acto seguido la besó de nuevo.
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