Mírame. Tienes los ojos castaños más bonitos que he podido tener el placer de ver. Tu mirada, y a continuación, tu sonrisa. Esa sonrisa. Joder, sí, esa sonrisa. Tengo grabado en la cabeza ese gesto. Dos segundos que resumen todo lo que siempre he soñado. Se me ha olvidado respirar. Se me ha olvidado comer. Se me ha olvidado que vivo y existo. Sólo estás tú, ahí, mirándome y sonriéndome. Dan ganas de cogerte de la mano y no soltarla nunca. Rózame. Escalofríos. Siento tu piel sobre mi piel. No hay mejor sensación.
Somos iguales. Yo lo sé. Estás hecho totalmente a mi medida y apostaría mi vida a que mi búsqueda de la felicidad termina en ti. Quiéreme. Estoy enamorada de tu forma de hablar, de tu forma de caminar, de tu forma de escribir, de tu forma de reir, de tu forma de equivocarte. Estoy enamorada de ti. Es un hecho. Crecí rehuyendo del amor sin saber siquiera qué era. Bésame. Debes estar muy ciego para no darte cuenta de cómo me sonrojo, cómo se me dilatan las pupilas, cómo se me acelera el pulso, cómo se me pone la piel de gallina cuando estás cerca. Algún día...
(mírame-rózame-quiéreme-bésame)
En este puto orden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario