Hoy me apetece escribir. Estos últimos días he sentido que me faltaba algo, que me faltaba a alguien que me recordara en todo momento que debía de escuchar a los demás hablar y no subirme a mis nubes, esas nubes que están siempre ahí solo para mi. Que me faltaba a esa persona que se abre paso en mi mente día y noche, despierta y en sueños. Puedo parecer realmente pesada pero es lo que realmente siento y quiero expresarlo, quiero gritárselo a la cara y salir corriendo, huir en dirección contraria a la correcta y que se dé cuenta de que me equivoco sin él. Ya no recuerdo su olor. Miento, lo tengo en mi cabeza en cada segundo. Hoy, ha sido brutal. De repente: ¡bum! Sobresalto de corazón, mejillas sonrojadas y una cara de estúpida que se me ha quedado cuando ha aparecido encima de mi hombro con ese olor tan... no se me ocurre ningún adjetivo que lo califique como se merece. Ningún olor se puede comparar a ese, es tan inhumano. Siento que mi alma se me va a salir por la boca con esa mirada. Todos estos cambios que se están produciendo solo están consiguiendo separarnos más. Odio esta situación. A veces lo odio por el simple hecho de estar separados, aunque él no tenga la culpa... o quizás sí. Tengo la impresión de que cada vez que digo en voz alta su nombre se dan cuenta de lo que siento y también de que hablo demasiado de él. De una forma u otra sé lo que siento y estoy bien segura de ello. Gracias otra vez, amigo, por otorgarme tu compañía en la peor época de mi vida.
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